SORDO MAR




SORDO MAR

Lo que más recuerdo es aquella sensación, que no por añeja ha dejado de arañar la superficie de mis recuerdos a poco que me lo proponga. Cuando te miraba, cuando me dejaba perder asomándome a tus ojos como aquel que se asoma a un acantilado, sabiendo que el mar estaría allí, en el fondo. Aquel vértigo en el estómago, aquellas mariposas horadando mis entrañas, y el acantilado de tu mirada, y el sonido del mar allí abajo llamándome, y yo queriendo avanzar otro paso, queriendo escuchar el oleaje, deseando precipitarme en aquella mortal caída.
Debería haber leído antes al sabio Benedetti, así habría sabido que: «el mar escucha como un sordo y es insensible como un dios». Pero yo me sentía, era en aquel entonces una náufraga y pensé que sólo tú podrías salvarme.
Cuán equivocada estaba…

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