A través de este balcón

La Asociación Artístico Cultural de Pontevedra, vuelve de nuevo a incluir un relato mío en su revista literaria "Los Contrastes del Arte". Agradecida siempre, y una mención especial a Mª del Carmen Gago, mujer polifacética y directora de la citada revista. 




A través de este balcón

                     

Contemplo la lejanía a través de este balcón, el azul interminable y las montañas difuminadas a lo lejos. El sol trepa por la fachada del edificio; quiere entrar aquí, a esta habitación, quiere venir a buscarme, como un enredadera que poco a poco va extendiendo sus cálidas hojas, lamiendo ya el suelo, acercándose a esta que escribe.

Me gustaría bañarme desnuda bajo el sol. Que mi tibia piel se calentara bajo su luz. Coger aire y saltar al vacío de la calle, para luego elevarme sobre todos estos tejados, sobrevolar mi vida y todos estos cambiantes paisajes. Contemplar desde la elevada lejanía este mantel de matizados cuadros. Esconder en mi mano un vilano de diente de león, soplarlo y expandir en cada uno de sus filamentos trozos de mis deseos. Provocar una lluvia de deseos sobre este mundo a veces tan angosto como un túnel, a veces tan resbaladizo como piedra de río, a veces monótono hasta la extenuación.

Late mi corazón pensando en todos los manojos de imposibles que ha ido acumulando. Late mi corazón a sabiendas de las certezas que en él hoy anidan. Los dolores se amortiguan pero a veces vuelven con un regusto amargo en la boca. Los placeres se deshacen contra el paladar, bombones de afrodisíaco relleno.

Me levanto, pero no voy desnuda. Me levanto vestida de azul. Me asomo a este balcón. Cierro los ojos dejando que me bañe el sol. Cierro los ojos de forma suave. Me sumerjo en la levedad del aire, en la ingravidez del alma, vacío ya el cuerpo, quedo sobre los pies. ¿A dónde voy? Lejos... Me asiré a la estela de las palabras que me gustaría poder ordenar y poseer hasta formar ese libro imaginario que tal vez nunca llegue a escribir. Lejos, hasta convertirme en gotas pulverizadas sobre algún cristal, como sentimientos diseminados, como todos esos que he ido sembrando en diversos campos. Lejos...

Solamente puedo escaparme así, con los ojos cerrados, con el impulso y el latido de la imaginación, porque de otra forma me siento varada en esta ensenada de la realidad que a tan poco me sabe la mayor parte de los días.

Vuelo ya hacia la certeza de tu cuerpo, hacia el conocimiento de tus playas y ensenadas. Cabalgo sobre la tibia brisa ansiando llegar a la calma de lo conocido, al placer del disfrute lento, al olor de tu piel junto a la mía. Espliego alfombrando campos.

Abro los ojos y retorno. Busco palabras en el estanque de mi mente y contemplo la lejanía a través de este balcón...

 


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