A vuelo. Septiembre 2014




Aquí me tienes, como una tonta. Mirando la pantalla cada cinco minutos, esperando el sonido del mensaje entrante como aquel que espera las campanas tocando “a vuelo”. Deseando, necesitando esas palabras para perderme en esa humedad placentera que consigo al leerte. Pero el mensaje no llega, y del placer me quedo solo con el recuerdo, mientras yo misma, y con el recuerdo en mis dedos, me humedezco y me pierdo.

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