Te desdibujas
ya en mi memoria en este amanecer de verano, cuando el aroma de Opium te
ha vuelto a traer a mí. Difuminados ya tus rasgos y hasta tus propios pasos,
¿qué queda de todo aquello? El aroma de un perfume, el regalo de nuestro primer
encuentro, el sabor de tus recuerdos.
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